Cargando página... Favor esperar...

Jueves,
28. marzo 2024





El Congreso tendrá lugar dentro de:
[clock]


Manifiesto

LA FAMILIA NATURAL: UN MANIFIESTO


¿Qué es la familia natural? La respuesta nos lleva a la mujer y al hombre que asumen el riesgo de convertir su amor en una promesa de devoción vitalicia.

Al hacerlo, descubrirán la historia de la familia, que es a la vez una visión ideal y una realidad universal. En nuestro tiempo, ellos sentirán una crisis, porque las fuerzas malignas quitan precipitadamente las fuentes comunes de la libertad, el orden, la virtud y a los ninos. Para arreglar las cosas, necesitarán buscar principios claros, metas accesibles y un curso de acción firme. También necesitarán rechazar las cargas falsas y el compromiso débil. Aún así, a través de estos actos llegarán a conocer la libertad verdadera, un corazón restaurado y un verdadero regreso a casa para si mismos y para toda la humanidad.

LA HISTORIA DE LA FAMILIA

Un hombre y una mujer jóvenes se atraen uno al otro. Ansían ser uno solo. Cuando se ven el uno al otro, surgen dos enormes sonrisas. Sienten la posibilidad de alegrarse, pero por si solos se sienten parciales e incompletos. Cuando están juntos, se sienten completos. Las personas con las que viven bendicen este lazo con la celebración del matrimonio. El hombre y la mujer intercambian votos públicos entre sí y con familiares y vecinos, convirtiéndose ambos en una sola carne.

A través del tiempo, su alegría y pasión serán puestas a prueba por los giros sorpresivos de la vida. Llorarán juntos, algunas veces de alegría, otras por desdicha. Enfrentarán la enfermedad; podrían: conocer la pobreza; ser desalojados o vivir un desastre natural; o ser separados por la guerra. En tiempos de desdicha o pérdida, encontrarán fortaleza uno en el otro. Al enfrentarse con la muerte, sentirán el ungüento espiritual que alivia el dolor de la separación física. El lazo conyugal que ha sido construido en la fidelidad, el deber mutuo y el respeto permite que ambos alcancen su desarrollo potencial completo; se vuelven según la intención de su Creador, seres completos.

Un matrimonio como tal crea una nueva familia, un hogar, la primera y fundamental unidad de la sociedad humana. Ahí los esposos construyen una pequena economía. Comparten el trabajo de provisión, por medio de sus intereses, fortalezas y habilidades. Elaboran un hogar que se convierte en un lugar especial en la tierra. En siglos pasados, la pequena granja, o el taller del artesano, constituía la expresión usual de la unión entre lo y lo económico. Hoy en día, la casa urbana, el departamento, o el hogar suburbano son más comunes. No obstante, la pequena economía doméstica prevalece como el centro vital de la existencia diaria.

El marido y al mujer también construyen su hogar como un lugar espiritual. Aprenden que la familia y la fe son de hecho dos caras de la misma moneda. El hogar vital yace en la reverencia, en la adoración, y en la oración.

De esta misma unión natural surge la vida humana nueva. Los hijos son el primer fin o propósito del matrimonio. La pareja se asombra al ver que su primer bebe crece en el seno materno. La alegría y el sobrecogimiento eliminan toda la duda y el miedo mientras encuentran su amor transformado en un nino de carne y hueso. Parte de ellos mismos ha sido utilizada en la creación del nino, formando una persona nueva y única. El nuevo padre adopta la protección de la nueva madre en un momento de dependencia y vulnerabilidad. Un periodo de felicidad sigue al nacimiento mientras la madre alimenta a su bebe y mientras el padre acaricia a su primer hijo. Acoger a un nino a través de la adopción dispara sentimientos similares. Desde esos sorprendentes momentos, estos padres son los primeros maestros del nino, y su hogar es su primera y más vital escuela. Transmiten al nino las habilidades de vivir e introducen la satisfacción de la lectura, el habla, la razón y la exploración del mundo.

Inspirada por el amor, la pareja abre su unión a mas ninos, llenando su hogar y llenando la tierra. Estos padres conocerán la dicha de ver a hermanos y hermanas crecer juntos. Verán con una mezcla de orgullo y preocupación mientras sus hijos dan sus primeros pasos, intentan sus primeras labores y afrontan sus primeras responsabilidades. Entre los ninos encontrarán rodillas lastimadas, pleitos sobre juguetes, concursos deportivos perdidos, lágrimas y risas. Mientras los ninos crecen, entran paso a paso a un mundo más amplio. No obstante, los padres permanecen como guías y tutores y el hogar sirve de albergue y centro de su vida en común.

Efectivamente, la familia natural abre su hogar a otros familiares. El amor y el cuidado que fluye de los padres hacia sus hijos se ven reflejados en el cuidado y el amor que los hijos, ya como adultos, le darán a sus padres en la vejez. La familia verdaderamente enriquecida toma su fuerza de tres o más generaciones. Tal familia cuida de los suyos. Cada generación se ve a sí misma como el eslabón de una cadena continua a través de la cual la familia se extiende al pasar los siglos.

Por medio de todo esto, la familia natural abre las puertas de una buena vida, de la felicidad verdadera, incluso de las bendiciones. Involucrados en las vidas de los demás, los miembros de las familias disenan actos de altruismo, en donde hacen regalos sin pensar en si mismos. La amabilidad genera más amabilidad para formar una economía de amor. Los familiares comparten todo lo que tienen, sin esperar nada a cambio, solo para recibir más de lo que nunca hubieran imaginado. Este es el amor que pone una sonrisa radiante en las nuevas mamas y gratifica a los padres al ver a sus hijos formarse como hombres o como mujeres de carácter. Este es el afecto que alberga la caridad, las buenas acciones y las verdaderas comunidades. Esta es la gracia por medio de la cual los que han perdido a alguien le dicen adiós a los que llegaron al fin de sus días en esta tierra, los que han sido llamados a otro estado.

La vida política justa también fluye de los hogares de las familias naturales, ahí se origina la verdadera soberanía. Estos hogares son la fuente de la libertad ordenada, fuente de la democracia real, semillero de la virtud. Los vecindarios y las aldeas inicialmente expresan esta vida política más amplia por medio de la cual las familias se autorregulan sin violar la autonomía de los hogares. El gobierno ideal en ese sentido es local. Aún una nación “no es nada más que el total de las familias dentro de sus fronteras”i. Los estados existen para proteger a las familias y para alentar el crecimiento y la integridad familiar.

TIEMPO DE CRISIS

Y hasta ahora, la familia natural—parte del orden creado, gravada en nuestra naturaleza, fuente de alegría generosa, fuente de vida nueva, muralla de la libertad ordenada—permanece reprochada y bajo amenaza a principios del siglo 21. Sus enemigos han preparado ataques contra todos los aspectos de la familia natural, desde el lazo del matrimonio y el nacimiento de los hijos, hasta la democracia verdadera de los hogares libres. En cualquier momento más familias muestran debilidades y desórdenes. Vemos un numero creciente de jóvenes adultos que rechazan la plenitud y alegría de un matrimonio al elegir sustitutos baratos o al mantenerse solos, siendo presa fácil para estado totalitario. Muchos ninos nacen fuera del matrimonio terminando como pupilos del mismo estado. Muchos pocos ninos nacen en los hogares de parejas casadas presagiando la despoblación.

¿Qué ha causado el distanciamiento del ser humano, de su naturaleza verdadera y de su hogar verdadero? Dos agresiones básicas sobre la familia natural han ocurrido, sus raíces datan de un par de cientos de anos: en breve, el reto del industrialismo y la agresión de las nuevas ideas que niegan a la familia.

Por una parte, el triunfo del industrialismo generó un “gran trastorno”ii o una “gran transformación”iii en los asuntos humanos. La generación de la riqueza se aceleró bajo el régimen de la industria, pero esta ganancia real yacía en arrancarle la productividad al corazón en el trastorno de la ecología natural de la vida familiar. El vínculo primario entre el hogar y el trabajo parecía desvanecerse en el aire. Los bienes y las tareas producidas en el hogar se convirtieron en mercancía, cosas que se vendían y se compraban. Las fábricas oficinas y bodegas centralizadas, sustituyeron la función de los talleres, los jardines, las cocinas y las bodegas familiares. Los esposos, las esposas y hasta los hijos, fueron atraídos y se les organizó en fábricas según el principio de eficiencia. Las máquinas restaron importancia a la complementariedad de los sexos en las actividades productivas. Los hijos se tuvieron que cuidar solos con la percepción de que sus familias ya no guiaban su futuro; en lugar de eso, ellos buscaban patrones sin rostro.

Los políticos también acogieron el ideal industrial y sus promesas de eficiencia. Las nuevas leyes les negaban a los ninos la educación centrada en la familia y los mandaban a escuelas estatales masivas. La fertilidad decaía, porque “todavía no se [demuestra]… que cualquier sociedad puede mantener una gran fertilidad por más de dos generaciones en ensenanza masiva”iv El estado también invadió el hogar, sustrayendo la protección de los padres que otorgaba a los hijos a través del movimiento de reforma escolar y los esquemas posteriores para “prevenir el abuso infantil.” Los hogares familiares, formalmente centros funcionales de trabajo útil y productivo y de apoyo mutuo, ahora tienden a volverse lugares menos funcionales, lugares de estancia nocturna para personas cuyas vidas y lealtad se encuentran en otros sitios.

De manera más crítica, nuevas ideas emergieron durante los mismos anos, las cuales rechazaban la familia natural. Algunos pensadores políticos sostuvieron que el individuo, por si solo, era la verdadera célula de la sociedad; que los vínculos familiares—incluyendo aquellos entre cónyuges y entre madres e hijos—mostraban solamente el poder de una persona egoísta sobre otra.v Otros pensadores argumentaron que el yo aislado, el actor solitario en “estado natural” estaba siendo oprimido por las instituciones como la familia y la iglesia. Desde este punto de vista, el estado central da un giro sorpresivo hacia un agente de liberación supuesto. Por si solo puede liberar al individuo esclavizado de las “cadenas de la tradición.”vi A partir de estas premisas, surge una terrible nube de ideologías que comparten un blanco común: la familia natural. Estos sistemas ideológicos incluyen al socialismo, el feminismo, el comunismo, el hedonismo , el nacionalismo racial y el liberalismo secular.

Formaron una coalición, como nunca antes, en la revolución francesa. Sus partidistas esparcieron estas ideas—o las sembraron—en Europa, y se transmitieron por todo el mundo. Una gran guerra—por la naturaleza del orden social—se consumó en los anos de 1789-1815, seguida por el rompimiento de las familias y la muerte de millones.

Los abogados de las familias naturales –personajes como Bonaldvii y Burkeviii- pelearon contra esto. Defendieron las “pequenas secciones” de la vida social, más que nada, el hogar. Juntaron las ideas que mostrarían de nuevo la necesidad de tener una familia natural. Revelaron que la naturaleza de la sociedad orgánica era una comunidad de hogares libres.

Mientras tanto, una gran alianza finalmente venció la fuerza revolucionaria de Francia. En la restauración, el divorcio fácil –introducido por la Revolución- se prohibió de nuevo. Las familias reclamaron la autoridad. La nueva y creciente clase media rápidamente creó un orden moral centrado alrededor del corazón y con las esposas en casa. Desde un punto de vista mas amplio, los líderes religiosos y los reformistas sociales trabajaron exitosamente para domar el impulso industrial. Las maravillas productivas del sistema de fábricas debe ser bienvenido, razonaron. Sin embargo, la familia trabajadora aún podría resguardarse. Elogiaban las empresas de familias, en donde el sentimiento social y religioso podría suavizar el imperativo de eficiencia, y acogieron el ideal del “salario familiar” a través del cual el sector industrial podía reclamar sólo un adulto por familia, el padre, quien a su vez, tenía el derecho natural a un salario que también mantendría a la mamá y a los hijos en un hogar decente. Los regímenes del salario familiar florecieron en el occidente de Europa, América y Australia-Nueva Zelanda.

Sin embargo un siglo después, este nuevo balance se deshizo otra vez. El horrible conflicto llamado Primera Guerra Mundial empezó a causa de las rivalidades políticas y los miedos. Sin embargo, su matanza produjo el efecto no intencionado de multiplicar el poder de los administradores industriales y de la liberación una vez de aquellas ideologías que comparten una feroz hostilidad hacia la familia natural. La producción de fábricas para la guerra dejó a un lado los reclamos por una propiedad pequena y una comunidad local. Las nuevas feministas le dieron la espalda a la maternidad y a los ninos y se centraron en una igualdad legal y estéril. Los liberales seculares se extendieron a través de una Europa sin corazón con su mensaje pos-cristiano de autoabsorción. Los nuevos maltusianos imprimieron su gris argumento de que los ninos eran la causa de la miseria y de la guerra. Y los hedonistas es levantaron reclamos a las morales de la juventud desencantada. Lo peor fue que los comunistas ganaron el control de Rusia en 1917 y rápidamente promovieron la destrucción de la familia. Cinco anos después, los tas triunfaron en Italia junto con la elevación de su estado y de la guerra por encima de la familia y del hogar. En 1933, el socialismo nacional obtuvo el poder en Alemania y destruyó familias en su búsqueda de imperios raciales.

Durante 74 anos (1917-91) ocurrió otro gran conflicto por la naturaleza del orden social. Aquellas naciones que se aferran (a veces tenuemente) a una democracia construida sobre el ideal de familia natural –constantemente en Australia, Francia, Gran Bretana, Nueva Zelanda y Estados Unidos- atrajo a los totalitarios. Se podían encontrar conflictos abiertos (a veces con alianzas incómodas) durante la Guerra Civil Rusa, la Segunda Guerra Mundial y después, en lugares como Corea y Vietnam. Las guerras “frías” llenaron los anos intermedios. Alrededor de 140 millones de personas murieron en manos de estos totalitarios antifamilias.

Y sin embargo, para 1991 el colapso de la Unión Soviética, el nazismo, el mo y el comunismo en Europa yacía conquistado. Las naciones democráticas y centradas en la familia habían ganado. Sin embargo, lo hicieron sólo para encontrar que los otros sistemas de ideas también desatados a causa de la desastrosa Primera Guerra Mundial,-un feminismo nivelado, hedonismo sexual, nuevos Maltusianos y secularismo militar- habían ganado poder en sus propias ciudades natales. También encontraron que la ciencia se carenaba, sin control moral, en los más íntimos actos es. Incluso la realización de una nueva vida, la única y vital tarea marital, había caído en el “nuevo mundo valiente” del laboratorio y de la fábrica.

Resultó que la “unión temporal” había sido la mitad de los anos 60. Entre todas las naciones occidentales encontramos, durante estos anos, acontecimientos comunes: nuevos retos legales para los sistemas salariales de las familias, esfuerzos concientes para sacar al Creador de la vida Cívica, la rápida expansión de la pornografía, nuevas demandas para un divorcio más fácil, ataques al significado de “esposa” y “esposo”, una retórica en crecimiento de derechos “ es” y de “género”, campanas de estado consciente con la mira en el control de la población, pasos para un aborto más fácil, reclamos de revolución , rechazo a los conceptos de deber y compromiso a largo plazo y asombrosos avances en la manipulación de la vida humana. Los norteamericanos le llaman a estos tiempos de choque moral y sobrecogimiento “los Sesenta”, pero la campana continuó durante la siguiente década.

De hecho, para 1980, las fuerzas reunidas en contra de la familia natural tenían muchas victorias en el mundo de occidente. Casi en todos lados, el aborto en demanda reforzó campanas estatales para desalentar el matrimonio y reducir el tamano familiar. Los divorcios “sin culpa” y las “penalidades matrimoniales” en las leyes fiscales y de asistencia social debilitaron el fundamento del orden social. El numero de divorcios se disparó. Una imposición de “equidad de género” total destruyó los sistemas de salario familiar; los salarios reales de los padres cayeron en picada; las madres jóvenes regresaron a las fabricas y a las oficinas con su menor número de hijos en guarderías estatales. La “educación sexual” en las escuelas pormenorizó la castidad y la lealtad y fomentaba la experimentación. La idad ganaba terreno como “preferencia sexual” legítima. Los sistemas de seguridad social favorecieron el no tener hijos y la penalización de las familias grandes. Los sistemas fiscales ahora castigan tener hijos dentro del matrimonio, mientras los estados con asistencia social se divorcian de la idea de tener hijos. La fertilidad marital se desplomó; los nacimientos ilegítimos aumentaron. Y estas mismas fuerzas sacaron al Creador de casi todos los círculos públicos.

Alrededor de la década de los 90’s su campana era global. Cínicamente, utilizaron el Ano Internacional de la Familia, 1994, para lanzar una serie de conferencias en las Naciones Unidas, disenadas para también arrebatar la familia natural del desarrollo de las naciones. El Cairo, Beijing, Istanbul y Copenhagen fueron campo de batalla en donde se impuso el orden “post-familiar.”

No obstante, olvidaron una verdad: “la institución del hogar es anarquista… Es la única en el estado que se puede renovar tan eternamente como el estado, y con mayor naturalidad que el mismo.”ix Mientras la cultura se volvía hostil, las familias naturales se mantenían alarmadas. Los signos de renovación provinieron de los líderes nuevos y del crecimiento de los movimientos, que popularmente se denominaban “pro vida” y “pro familia” los cuales surgieron para defender a la familia natural. A principios del siglo 21, estos—nuestros—movimientos pueden reclamar algunos logros modestos. No obstante, ambos movimientos fueron obstruidos por su postura reactiva o defensiva y por la confianza en la acción política sobre los grandes capitalistas centrales.

En nuestros tiempos, los partidistas de un mundo “post-familia” todavía son los que se encuentran en la ofensiva. Por ejemplo, nuestro movimiento pro-familia no ha podido restaurar la protección legal al matrimonio que se deshace por medio de la revolución “sin falta.” En lugar de eso, en 2005, estamos en una lucha desesperada para sencillamente evitar que la institución vital del matrimonio sea modificada para los es. Y nuestros dos movimientos han fallado en su esfuerzo por frenar la guerra de los gobiernos sobre la fertilidad humana, a pesar de la nueva posibilidad de una despoblación catastrófica de las naciones desarrolladas y en desarrollo a través de la “cuna vacía” global.x

UNA VISIÓN

Y por lo tanto, presentamos aquí una nueva visión y una declaración fresca de principios y metas apropiadas para el siglo veintiuno y el tercer milenio.

Vemos un mundo restaurado según la intención de su creador. Tenemos la visión de una cultura—que se encuentra tanto localmente como universalmente—la cual pone en alto el matrimonio de una mujer con un hombre, y de un hombre con una mujer, como la aspiración central de los jóvenes. Esta cultura confirma que el matrimonio es el mejor camino para la salud, la seguridad, la realización y la felicidad. Invoca al hogar que fue construido sobre el matrimonio como una fuente de soberanía política verdadera, la fuente de la democracia. También pone al hogar, construido por el matrimonio, como la principal unidad económica, un lugar marcado por una actividad rica, abundancia material y un amplia autoconfianza. Esta cultura atesora la propiedad privada en manos de la familia como la base de la independencia y de la libertad. Celebra la unión marital como la única fuente de vida humana. Vemos estos hogares como en apertura a una completa generación de ninos, fuente de la continuidad de la familia y del crecimiento social. Tenemos la visión de que estas mujeres jóvenes crecerán para convertirse en esposas, amas de casa y madres. Y vemos a los hombres jóvenes convirtiéndose en maridos, constructores de hogares y padres.

Vemos la felicidad verdadera como un producto de las personas que se involucran en los lazos vitales con su cónyuge, hijos, padres y sus familiares. Buscamos un paisaje de hogares familiares, céspedes y jardines que presenten tareas útiles y que en ellos suenen las risas de muchos ninos. Tenemos la visión de los padres como los primeros educadores de los ninos. Vemos hogares que también acogen a los familiares más lejanos que requieren cuidado especial debido a la edad o a enfermedades. Vemos a los vecindarios, a las aldeas y a los pueblos como un segundo locus de soberanía política. Tenemos la visión de una libertad de comercio que respeta y sirve a la integridad de la familia. Y buscamos naciones-estado que pongan en alto la protección de la familia natural como su primera responsabilidad.

NUESTROS PRINCIPIOS
Para llegar a esta visión, nosotros como defensores de la familia natural, afirmamos principios claros que guiarán nuestro trabajo en el nuevo siglo y en el nuevo milenio.

Afirmamos que la familia natural, más no el individuo es la unidad fundamental de la sociedad.

Afirmamos que la familia natural es la unión de un hombre y una mujer a través del matrimonio para los propósitos de compartir su amor y felicidad, propagar hijos, proporcionándoles una educación moral, construyendo una economía domestica vital, ofreciéndoles seguridad en tiempos de dificultades y unir a las generaciones.

Afirmamos que la familia natural es un aspecto fijo del orden creado, uno grabado en la naturaleza humana. Los distintos sistemas familiares pueden hacerse más débiles o más fuertes. No obstante, la familia natural no puede cambiar a una forma nueva ni puede ser redefinida por ingenieros sociales entusiasmados.

Afirmamos que la familia natural es el sistema familiar, ideal, óptimo y verdadero. Si bien es cierto que reconocemos varias situaciones causadas por las circunstancias o por alguna disfunción, todas las otras formas familiares están incompletas o son fabricadas por el estado.

Afirmamos que la unión marital es el lazo sexual autentico, el único abierto a la creación natural y responsable de la vida nueva.

Afirmamos la santidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Cada persona concebida tiene los derechos de vivir, crecer, nacer, de compartir un hogar con sus padres naturales unidos por el matrimonio.

Afirmamos que la familia natural es anterior al estado y que los gobiernos legítimos existen para albergar y alentar a la familia natural.

Afirmamos que el mundo tiene recursos abundantes. El rompimiento de la familia natural y la derrota moral y política, mas no la “sobrepoblación” humana son la razón de la pobreza, el hambre y el deterioro ambiental.

Afirmamos que la despoblación humana es el verdadero peligro demográfico que enfrenta la tierra en este nuevo siglo. Nuestras sociedades necesitan más personas, no menos.

Afirmamos que los hombres y mujeres son iguales en dignidad y en derechos humanos innatos, pero diferentes en función. Aunque alguna vez estén frustrados por eventos que están fuera del control de cada individuo (o algunas veces los hayan dejado por la vocación religiosa) el llamado de cada varón es convertirse en esposo y padre; el llamado de cada mujer es convertirse en esposa y madre. Todo lo que un hombre hace lo logra por su aptitud de padre, todo lo que una mujer hace lo logra por su aptitud de madrexi. La cultura, la ley y la política deberían de tomar estas diferencias en cuenta.

Afirmamos que la complementariedad de sexos es una fuente de fortaleza. Los hombres y las mujeres exhiben profundas diferencias biológicas y psicológicas. No obstante, cuando se unen en matrimonio, el todo se vuelve más grande que la suma de las partes.

Afirmamos que el determinismo económico es falso. Las ideas y la fe religiosa pueden prevalecer sobre las fuerzas materiales, aún ante una tan poderosa como la industrialización, puede ser domada por el ejercicio de la voluntad humana.

Afirmamos el ideal del “sueldo familiar”, que indica “pago igual para la responsabilidad familiar igual”. La compensación por el trabajo y la tasación debe reforzar los lazos de la familia natural.

Afirmamos el papel necesario de la propiedad privada sobre tierra, vivienda y capital productivo como la base de la independencia familiar y como garantía de la democracia. En una sociedad justa y buena, todas las familias tendrán bienes raíces.

Y afirmamos que las soluciones duraderas a los problemas humanos provienen de las familias y de las pequenas comunidades. No pueden ser impuestas por decreto burocrático o judicial, ni pueden ser coaccionadas por una fuerza externa.

NUESTRA PLATAFORMA

De estos principios derivamos una plataforma simple y completa para el nuevo siglo y el nuevo milenio. Al mundo, le decimos:

Construiremos una nueva cultura del matrimonio, que otros definirían como inexistente.

Daremos la bienvenida y celebraremos a más bebés y a más familias grandes, mientras otros continuarán una guerra en contra de la fertilidad humana.

Encontraremos maneras de reunir a madres, a padres y a hijos en su hogar, mientras otros intentarán dividir mas aun a los padres de los hijos.

Y crearemos economías domesticas verdaderas mientras otros someterán a las familias al control absoluto de los gobiernos y de las enormes empresas.

Para llevar eso a cabo, debemos ofrecer incentivos positivos y también debemos corregir los errores en las políticas del pasado. Específicamente:

Para crear una nueva cultura marital…

Disenaremos un sistema escolar que proporcione imágenes positivas de la castidad el matrimonio, la fidelidad, la maternidad, la paternidad y la buena administración del hogar por parte de padre y madre. Terminaremos con la corrupción de los ninos a través de programas estatales de “educación .”

Construiremos protección legal y constitucional para el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. Terminaremos con la guerra de los hedonistas es en contra del matrimonio.

Transformaremos los programas de seguridad, asistencia y vivienda social, para reforzar el matrimonio, especialmente el de los adultos jóvenes. Acabaremos con los incentivos estatales que fomentan vivir fuera del matrimonio.

Pondremos el peso de la ley del lado de los cónyuges que busquen defender sus matrimonios. Acabaremos con las preferencias estatales para divorcios sumarios en los cuales se alegue no tener faltas.

Reconoceremos al matrimonio como una sociedad económica verdadera y completa. Terminaremos con las penalidades matrimoniales en la tasación.

Permitiremos que las aseguradoras privadas reconozcan las ventajas de salud que proporciona el matrimonio y la vida en familia, según los principios de negocio adecuados. Acabaremos con la discriminación legal en contra de los casados y de los que tienen muchos hijos.

Otorgaremos poder a los tutores legales y culturales del matrimonio y de la moralidad pública. Acabaremos de raíz con los intentos de desacreditar nuestra cultura.

Para darle la bienvenida a los bebés nacidos dentro del matrimonio…

Elogiaremos a las iglesias y a otros grupos que proporcionen modelos saludables y fértiles de vida familiar a la juventud. Acabaremos con los programas estatales que inculcan una mentalidad anticonceptiva a los ninos, jóvenes y adultos.

Restauraremos el respeto por la vida. Acabaremos con la cultura del aborto y la masacre masiva de inocentes.

Crearemos campanas públicas y privadas para reducir la mortalidad maternal e infantil y mejoraremos la salud familiar. Acabaremos con las campanas gubernamentales de control poblacional.

Construiremos protecciones especiales para las familias, la maternidad y la ninez. Acabaremos con el terrible atentado contra estos derechos humanos básicos.

Celebraremos a los maridos y a las mujeres que mantienen sus vidas es abiertas a más hijos. Acabaremos con la manipulación y el abuso de la nueva vida humana en los laboratorios.

Disenaremos deducciones, exclusiones y créditos fiscales generosos que estén ligados al matrimonio y al número de hijos. Acabaremos con la opresión fiscal en cuestiones de ingreso, trabajo, propiedad y salud familiar.

Crearemos créditos nominales fiscales que recompensen el nacimiento de los hijos y que construyan verdaderos patrimonios familiares. Acabaremos con los incentivos de seguridad social existentes que apoyan el no tener hijos.

Ofreceremos beneficios fiscales para los negocios que proporcionen regalos natales y prestaciones para los hijos de sus empleados. Acabaremos con los incentivos legales que alientan a las organizaciones de negocios a ignorar a las familias.

Para devolver a las mamás y a los papás al hogar…

Nos aseguraremos de que los padres que se quedan en casa disfruten por lo menos de los mismos beneficios estatales ofrecidos a los usuarios de los sistemas de cuidado infantil. Acabaremos con toda la discriminación en contra de los padres que se quedan en sus casas.

Alentaremos nuevas estrategias y tecnologías que permitan el empleo en casa, su florecimiento y su prosperidad. Acabaremos con las políticas que injustamente favorecen a las grandes empresas y a las organizaciones centralizadas.

Favoreceremos la pequena propiedad que reintegra el hogar y el trabajo. Acabaremos con los impuestos, los incentivos financieros, los subsidios y las leyes de zonificación que desalientan las pequenas granjas y los negocios familiares.

Para crear una pequena economía del hogar…

Permitiremos que hombres y mujeres vivan en armonía con su naturaleza verdadera. Acabaremos con la promoción estatal agresiva de la androgenia.

Alentaremos a los patrones a que paguen un salario familiar a los jefes de familia. Acabaremos con las leyes que prohíban a los patrones reconocer y recompensar la responsabilidad familiar.

Disenaremos leyes que protejan la ensenanza en el hogar y otras escuelas centradas en la familia sin la interferencia del estado. Otorgaremos control real sobre escuelas estatales a las comunidades pequenas para que su enfoque pueda llevarse hacia el hogar y la familia. Y crearemos medidas (así como créditos fiscales a la educación) que reconozcan el ejercicio de la responsabilidad paternal. Acabaremos con los impuestos y políticas discriminatorias que favorecen la educación masiva estatal de los jóvenes.

Mantendremos en alto la primacía de los derechos paternales y haremos responsables a los oficiales públicos de sus abusos de poder. Acabaremos con los abusos de las leyes en contra del abuso infantil.

Apoyaremos la autosuficiencia a través de la posesión de la propiedad, la empresa domestica, los cultivos en el hogar y los talleres en el hogar. Acabaremos con la cultura de dependencia que se encuentra en los estados con asistencia social.

Celebraremos a los hogares que sean centros de trabajo útil. Acabaremos con los incentivos estatales para la construcción de hogares que, al suponerlas, crean familias sin función.

SOBRE LA LIBERTAD

A través de estas tareas buscamos avanzar la verdadera libertad. Los partidistas de un mundo “post-familia” han ensenando que la libertad significa libertad de la tradición, libertad de la fe religiosa, de la familia, de la comunidad. También sostienen que la libertad es un regalo del estado. Negamos tales declaraciones. Por el contrario, la verdadera libertad proviene de la habilidad de los seres humanos, de las mujeres y los hombres, de encontrar sus verdaderos destinos, de su habilidad de vivir en armonía con el mundo que ha sido creado. La verdadera realidad se encuentra en poseer el poder de involucrarse en la búsqueda de la felicidad, la cual los Fundadores Norteamericanos entendieron apropiadamente como “felicidad doméstica”, las alegrías del matrimonio y de la vida en el hogarxii. La verdadera libertad yace en la posesión familiar de la propiedad real y productiva. La libertad política incluye estar libre de los ingenieros sociales modernos quienes crearían su propio orden artificial basado en clases sociales o en el racismo o bien en la violencia generada por la androgenia (la negación del hombre y la mujer). En verdad, los seres humanos han sido creados para ser conyugales, para vivir en hogares con conexiones vitales con sus padres, sus cónyuges e hijos. La libertad auténtica fluye a través de la familia natural.

LAS ACUSACIONES COMUNES

Sabemos que nos levantarán ciertas acusaciones. Algunos dirán que queremos retroceder en el tiempo, que queremos restaurar el mundo mítico suburbano de los anos 50. Otros nos acusarán diciendo que buscamos minar los derechos de la mujer o que deseamos imponer valores cristianos para blancos en un mundo pluralista. Incluso, otros podrían argumentar que ignoramos la ciencia o que reforzamos la violencia patriarcal. Algunos dirán que bloqueamos la inevitable evolución social o que amenazamos un mundo sostenible al tener demasiados ninos.

Así que, de antemano, déjennos aclararles algo:

Vemos el futuro con esperanza, mientras aprendemos del pasado.

Es cierto que recordamos con afecto las épocas familiares de antes, como las de “Norteamérica de los anos 50”. De hecho, por primera vez en cien anos, han sucedido cinco cosas simultáneas en Norteamérica (en Australia y el Oeste de Europa también) durante estos anos: la tasa de matrimonios crecieron, la del divorcio disminuyó; la fertilidad marital se danó, la igualdad de hogares aumentó y las medidas para el bienestar de los ninos y la felicidad del adulto creció. Estos fueron los logros sociales de la “gran generación”. Vemos con gusto estos logros y aspiramos a recrear tales resultados.

Sin embargo, también sabemos que este desarrollo en específico, fue cosa de una sola generación, no duró. Algunos ninos del “baby boom” se revelaron. Muy a menudo, esta rebelión fue estúpida y destructiva. Aún así, encontramos debilidades en el modelo de familia de “Norteamérica de los anos 50”, notamos que estaba ampliamente destinada a los blancos. Las familias de color mostraron un aumento de estrés durante estos anos: desistieron del matrimonio, con más hijos fuera del mismoxiii. Además, este nuevo modelo suburbano -con grandes distancias para los padres y hogares sin lugares céntricos como parques y tiendas en donde las madres y la juventud pudieran encontrar lazos saludables con la comunidad- demostró que estaba incompleto. Por último, vemos “el matrimonio de companía” ideal en estos tiempos, el cual acogió tareas psicológicas para la exclusión de funciones materiales y religiosa como frágiles. Podemos mejorar y lo haremos.



Antes que nada, creemos en los derechos que reconocen el don único de la mujer del embarazo, parto y lactancia. El objetivo del andrógino, el esfuerzo para eliminar las verdaderas diferencias entre el hombre y la mujer, es tan violenta para la naturaleza humana y los derechos humanos como los antiguos esfuerzos de los comunistas para crear al “Hombre Soviético” y los de los nazis para crear al “Hombre Ario”. Rechazamos la ingeniería social, los intentos de corrupción de ninas y ninos, confundir a mujeres y hombres sobre su verdadera identidad. Al mismo tiempo, ningún aspecto de nuestra plataforma evitaría que las mujeres busquen y obtengan la educación que quieran, ni que persigan trabajos y profesiones que aspiren. Sin embargo, no estamos de acuerdo con las restricciones en la libertad de los patrones para reconocer las relaciones y obligaciones familiares, premiando así, a aquellos padres que se quedan en casa para cuidar a sus hijos. Tampoco estamos de acuerdo con los ataques actuales a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, documento que proclama derechos fundamentales de la autonomía de la familia, de salario familiar para los padres y de protección especial de las madresxiv.

Creemos que la familia natural es universal, característica de la humanidad

Confesamos seguir los valores cristianos en cuanto a la familia: la santidad del matrimonio, el deseo del Creador de que seamos fructíferos y nos multipliquemos, el milagro de Jesús en la recepción de la boda, su reprobación hacia el adulterio y el divorcio. Y sin embargo, encontramos similitudes en otras grandes creencias. Más aún, encontramos el reconocimiento de la familia natural en los rituales del matrimonio de los animistas. Ya que está gravado en nuestra naturaleza como seres humanos, sabemos que la familia natural puede conceptualizarla cualquier persona que abra su mente a la evidencia de sus sentidos y sus corazones a la iniciativa de sus mejores instintos. Además, a principios del siglo XXI, hay muy poco “Occidente” en nuestra visión. Las voces de la idea “pos-familia” de hecho son los supuestos “occidentalistas” de hoy. Ellos son los que gobiernan ampliamente la pobreza infantil, el envejecimiento, las tierras moribundas del “Occidente Europeo”. Son ellos los que buscan envenenar al resto del mundo con una cultura sombría y marchita. Nuestros mejores amigos se encuentran, de hecho, en el mundo en desarrollo, en el Tercer Mundo, en el Medio oriente, África, sur de Asia, Suramérica. Nuestros acérrimos aliados tienden a ser gente de color. Otros buscan una oscuridad estéril y universal. Nosotros buscamos liberar al mundo entero –incluyendo a la Europa moribunda- para luz y vida para los ninos.

Celebramos los hallazgos de la ciencia empírica

La ciencia, honestamente llevada a cabo y reportada, es amiga de la familia natural. El registro queda claro debido a décadas de trabajo en sociología, psicología, antropología, sociobiología, medicina e historia social: a los ninos les va mejor cuando nacen y crecen con sus dos padres naturales. Bajo cualquier otro escenario –incluyendo hogares con un sólo padre, padrastros, es, cohabitantes o comunitarios- a los ninos les va mal. Los hogares de padres casados y biológicos proporcionan salud, aprendizaje y éxito a los hijos criados allí. La ciencia muestra que estos mismos hogares dan vida, riqueza y alegría a los cónyuges también. La enfermedad, depresión y muerte temprana llegan a aquellos que rechazan la vida familiarxv. Este resultado no debería causar sorpresa, después de todo la ciencia es el estudio del orden natural, y aunque el Creador perdona, la naturaleza no.

Buscamos reducir la violencia familiar

Todas las familias son un poco menos que perfectas, y unas pocas fracasan. También nos preocupamos por la violencia doméstica. Sabemos que la gente puede tomar malas decisiones, que pueden caer presas del egoísmo y de sus oscuros instintos. También sabemos que la gente puede vivir en lugares o épocas en las que hay pocos modelos de hogares sólidos, pocos ejemplos de buenos matrimonios. De cualquier manera, también insistimos en que la familia natural no es la fuente de estos fracasos humanos, la investigación sobre esto es clara: las mujeres están más protegidas físicamente cuando están casadas y viven con sus esposos, los hijos están mejor resguardados de abusos es, físicos o emocionales cuando viven con sus padres biológicos casados. En resumen, la familia natural es la respuesta al abuso. Sabemos también que todos los cónyuges, los padres y madres, necesitan estar educados y tener valor en sus propios papeles. Estas son las primeras tareas de todas las instituciones sociales valiosas.

Creemos que mientras que los diversos sistemas familiares cambian, el diseno de la familia natural nunca lo hace

En cuanto a la familia natural, negamos la evolución social. Los cambios que vemos pueden ser por apego o bien desapego al único y verdadero modelo de familia. Desde su origen como criaturas únicas en la tierra, los humanos nos hemos sido definidos por los lazos a largo plazo entre la mujer y el hombre, por los recursos libremente compartidos, por una división complementaria del trabajo y por un enfoque sobre la procreación, la protección y la crianza de ninos en hogares estables. La historia está repleta de ejemplos de distintos sistemas familiares que se han fortalecido y que han construidos grandes civilizaciones para caer en el atomismo, en los vicios y en la decadencia. Incluso en nuestra Civilización Occidental, podemos identificar periodos de declive familiar y desorden, seguidos por movimientos de renovación. Es cierto que los últimos cuarenta anos han sido una época de gran confusión y decadencia. Hoy e día sentimos un nuevo llamado al renacimiento de la sociedad.

Buscamos un futuro humano sostenible

Con tristeza reconocemos que el nuevo impulso maltusiano ha tenido demasiado éxito en su guerra contra los ninos. La fertilidad se está tambaleando alrededor del mundo. La mayoría de las naciones ya cayeron en la “trampa del envejecimiento” de la despoblación. Para como están las cosas, el futuro que podemos predecir tendría un declive catastrófico de población, contracción económica y tragedia humana. Nuestra agenda de hecho representa la mejor esperanza que le queda a la tierra de un futuro sostenible.

NUESTROS ALIADOS

¿Cómo nos relacionamos con otros movimientos o campanas que protegen a la familia? El movimiento conservador, intelectual y político de América, por ejemplo, ha afirmado en las ultimas décadas una filosofía de “fusionismo”, es decir, los conservadores económicos que buscan un capitalismo de mercado libre, fusionados con los conservadores sociales, que se enfocan en las preguntas de la familia, de la vida, o de los valores tradicionales. A veces éste enfoque fusionista ha trabajado bien políticamente y ha mostrado resultados económicos reales en aquellos negocios familiares, que de manera satisfactoria equilibran la búsqueda de las utilidades con la integridad de los hogares (incluyendo los hogares de sus empleados).

No obstante, vemos que los intereses de las grandes empresas y de las familias no siempre son compatibles. A menos que se guíen por otros ideales, por ejemplo, las grandes corporaciones buscan mano de obra barata en donde la puedan encontrar y dan fin a toda la producción doméstica, desde la textil hasta la de preparación de alimentos y también la de cuidado infantil. El estímulo de los apetitos comúnmente toma mayor importancia que la integración familiar en la propaganda corporativa. Como nos muestra la globalización, las familias no son inmunes a la “destrucción creativa” del capitalismo.

Admiramos y apoyamos los mercados verdaderamente libres y el comercio justo. Elogiamos a las empresas que sostienen sus intereses de largo plazo en los hogares sólidos y que disenan propaganda con imágenes positivas sobre la familia, pero también acusamos los privilegios legales y beneficios especiales otorgados a grandes corporaciones que compran acceso político y poder para danar a las familias. Además, damos a conocer el dilema inherente de las economías capitalistas: los intereses a corto plazo de las corporaciones individuales sobre las familias débiles (lugares enfocados en el consumo, mas no en actividades productivas) y en el empleo universal de los adultos (madres y padres por igual) versus el interés de largo plazo de las economías nacionales sobre el capital humano mejorado. Este último término significa adultos jóvenes felices, saludables, inteligentes y productivos, “productos” que no pueden ser preparados en los centros de cuidado infantil, mucho menos en hogares sin hijos. El “fusionista precavido” tiende a evadir tales tensiones inherentes. Nosotros ponemos a las familias en primer lugar. Vemos cualquier economía y todos sus componentes—desde los mercados financieros hasta la reglamentación de comercio y hasta el establecimiento de salarios—al servicio de la familia natural, no de modo contrario.

También afirmamos tener una alianza con los movimientos “pro familia” y “pro vida” de las últimas décadas. Efectivamente, se nos puede incluir en ellos (modestamente). Pero también vemos (y lo confesamos) debilidades que han danado su efectividad. Muy seguido las ambiciones individuales y los pleitos han prevenido el éxito del movimiento. Una visión limitada ha llevado, algunas veces, al enfoque en asuntos menos importantes, mientras las batallas realmente importantes se han ignorado, y se han perdido por falta de acción. El pensamiento estratégico y los movimientos precisos, podrían transformar los debates clave han sido deshechos por la timidez por parte de los líderes y patrocinadores. El sostenimiento de instituciones grandes, en lugar de alentar agentes veloces y efectivos, ha sido muy común. El dinero, particularmente el destinado al “correo directo” se ha vuelto la medida de muchas cosas. Las diferencias doctrinales y de sectas sobre preguntas importantes, pero marginales, han permitido que la unidad se obscurezca en cuanto a temas centrales sobre la familia y la vida. Nuestros enemigos celebran mientras los viejos miedos y sospechas entre grupos religiosos han superado las posibilidades de nuevas alianzas poderosas. La iniciativa sobre la mayor parte de los temas ha quedado en manos de la contraparte.

En este momento crítico, insistimos sobre la integridad “pro familia.” Nuestros verdaderos aliados aceptarán el caso de la familia natural en su totalidad, no solamente en parte. Uno no puede favorecer a la familia natural mientras defiende el divorcio en serie o las instituciones de cuidado infantil. Nuestros aliados verdaderos serán aquellos que, en la medida de lo posible, alineen sus valores conforme al orden creado.

También creemos que la victoria para la familia natural se dará solamente si cambiamos los términos del debate y permitimos las nuevas coaliciones. No es suficiente detener el reconocimiento público del “matrimonio gay,” ni oponernos a la “ensenanza del sexo seguro” en las escuelas públicas, ni prohibir los abortos de nacimiento parcial, ni crear matrimonios con “compromisos” opcionales. Estas ganancias no tendrán efecto duradero a menos que la familia natural sea liberada de la opresión de las ideologías post familia, a menos que construyamos una amplia cultura del matrimonio y de la vida.

VIENDO HACIA EL FUTURO

Esa gran tarea requiere nuevos modos de pensar y actuar. Nuestra visión del corazón ve hacia delante mas no hacia el pasado, buscando esperanza y un propósito. Vemos al hogar vital renacer a través de nuevos momentos sorprendentes así como la ensenanza en el hogar. Nos maravillamos por las invenciones frescas que prevén nuevos vínculos entre el trabajo y el hogar. Nos inspira la convergencia entre la verdad religiosa y la evidencia científica alrededor del papel vital de la familia natural. Vemos el prospecto de una gran alianza civil de ortodoxias religiosas entre las naciones y alrededor del mundo, sin comprometer las doctrinas que consideramos adecuadas, pero defendiendo nuestros sistemas familiares del enemigo común. Asombrados, nos encontramos con que compartimos alegrías con personas en quien anteriormente no confiábamos o temíamos. Disfrutamos las nuevas amistades, cimentadas en los ideales familiares que eliminan las divisiones antiguas. Vemos la oportunidad de un orden mundial abundante construido sobre la familia natural.

Emitimos un llamado especial a la juventud, aquellos que han nacido durante las últimas 3 o 4 décadas. Ustedes son los hijos de una era de dificultad, un tiempo de desorden moral y social. Fueron concebidos en una cultura de autocomplacencia, de aborto; una cultura que favorece la muerte. Más que cualquier otra generación anterior, han conocido el divorcio de los padres, también han vivido con gran frecuencia en lugares sin padres. Se les ha ensenado a negar sus destinos como mujeres y hombres jóvenes. Se les ha obligado a leer libros que ridiculizan el matrimonio, la maternidad y la paternidad. Las personas que debieron haberlos protegido—maestros, jueces, funcionarios públicos—frecuentemente los dejaron como presa de los predadores morales y es. De hecho, muchos de ustedes son víctimas de un tipo de violación cultural, son seducidos a los actos es tempranos, luego llevados a la esterilidad.

Y hasta el momento ustedes también son los que tienen el poder de renovar el mundo. En el que algunos miembros de nuestra generación ayudaron a corromper el mundo, ustedes serán sus constructores. Han visto la oscuridad. Ahora la luz los convoca. Es su tiempo de dirigir, con la familia natural como su estándar y guía. Expulsen las mentiras que se les han dicho, reclamen su libertad natural para crear matrimonios verdaderos y fructíferos. Aprendan de la renovación social presentada por la generación mayor y acudan a ellos para apoyo en especial. Tienen la oportunidad de dar forma al mundo que da la bienvenida y celebra a los ninos. Tienen la habilidad de disenar un verdadero regreso a casa. Su generación tiene el destino de la humanidad en sus manos. Las esperanzas de toda la gente buena y decente se encuentran en ustedes.

EL LLAMADO

Un nuevo espíritu esparce por el mundo la esencia de la familia natural. Pedimos a todas las personas de buena fe, cuyos corazones están abiertos a los llamados de este espíritu a que se unan en una gran campana. Se acerca el tiempo para dar final a la persecución de la familia natural, a la guerra en contra de los ninos, a los asaltos sobre la naturaleza humana.

Los enemigos de la familia natural se preocupan cada vez más. El triunfo que no hace muchos anos creyeron completo no está tan seguro ahora. Su furia incrementa. También sus intentos cada vez más desesperados de una coerción. Todavía sus errores se acumulan numerosamente, entienden mal la naturaleza humana y los tiempos.

Todos estamos llamados a ser actores, soldados morales, en este impulso por entender la vida, ordenada para nosotros por nuestro creador. Nuestros enemigos mueren por sus propias elecciones, tenemos un mundo que ganar. Familias naturales de toda raza, nación y credo, unámonos.







Commemorative
Medals


Presidente de Honor del Comité

Abp Kazimierz Majdanski

.::Comité de Honor::.